
Vicente sufrió violencia y fue asesinado cuando regresaba
de atender a sus comunidades en la cordillera andina. Según el testimonio de
los campesinos de la localidad de Lampián, cerca de donde fue encontrado su
cuerpo, el sacerdote fue asesinado por su opción por los pobres y humildes a
quienes defendió con su vida.
De los muchos testimonios que la gente sencilla dio
después de su muerte, desde el IEME señalan algunos: “No era un sacerdote que
predicaba la palabra de Dios a su manera, sino que Vicente predicaba como lo
hacía Jesús, siguiendo el camino de Jesús. No tenía ambiciones personales, casi
descuidaba su persona por los demás. Vicente ayudó mucho a los pueblos jóvenes
en cuanto a su organización, dándoles facilidades; coordinaba con otros
organismos que podían ayudar. Lo que más me llamaba la atención es que se
confundía con la gente del barrio, campesinos, obreros, niños, madres de
familia y jóvenes para ayudar. Formó el centro de Madres del pueblo joven Juan
Velasco, el grupo de Juventud Estudiantil Católica, el de Derechos Humanos y
otros más. Los amigos le decíamos: Vicente no pongas el dedo en la llaga.
Vicente nos contestaba: “lo seguiré poniendo hasta que salga pus, siempre que
sea para defender a mis hermanos pobres”. A pesar de las calumnias seguía
adelante”.
El grupo del IEME de la diócesis de Huacho- Chosica ha
editado un CD con el nombre “Tras sus huellas” donde se recuerda su trabajo y
testimonio en el seguimiento de Jesucristo.