La Provincia Misionera de “San Francisco Solano” en el
Perú, perteneciente a la Orden Franciscana, ha informado del fallecimiento del
padre Félix Sáiz Díez, ocurrido el domingo 30 de junio.
El padre Félix Sáiz nació el 5 de diciembre de 1936 en
Los Ausines, Burgos. A los once años ingresó al Seminario Menor de Anguciana.
En 1949 con otros trece compañeros, llegó a Perú para terminar su formación en
el Convento de Ocopa. Allí fue ordenado sacerdote el 6 de enero de 1962 de
manos del entonces Nuncio Apostólico Monseñor Rómulo Carboni.
Apenas ordenado de sacerdote trabajó como profesor en el
Colegio “Rosario” de Huancayo, luego fue nombrado maestro de los hermanos
legos, posteriormente hizo estudios de especialización en la Universidad de
Salamanca en lenguas clásicas y además logró el Doctorado en Derecho Canónico
con la máxima calificación (Suma cum laude).
Dedicó gran parte de sus más de 50 años de vida
sacerdotal a la labor docente, pudieron beneficiarse de su sabiduría sus
frailes de Ocopa, los alumnos de la Universidad del Centro, de la Facultad de
Teología Pontificia y Civil de Lima, del ISET “Juan XXIII” y de otros centros
de estudios.
Con una inmensa capacidad de trabajo, fue guardián de una
comunidad, párroco, ecónomo provincial, Prefecto de Estudios, Vicepostulador de
la causa de beatificación y canonización de los siervos de Dios: Monseñor
Alfonso de la Cruz Sardinas y Clara del Corazón de María y otros.
Un gran apóstol de la Nueva Evangelización, a él se debe
la construcción de Templos, Capillas, el mejoramiento del Dispensario Médico
“Nuestra Señora de los Ángeles”, la enfermería Provincial, el Centro Misional,
el nuevo cementerio, la reconstrucción la Casa de Retiros, entre otras
iniciativas.
Como historiador publicó varios libros, como el séptimo
volumen, qe abarca los años 1922 a 2007, de “Misiones Franciscanas en el
Oriente del Perú”, publicado en el 2007, dedicado a los Vicariatos apostólicos
de San Francisco Solano, San Ramón, Requena y San José del Amazonas.
La Provincia Misionera de “San Francisco Solano”, a la
que sirvió generosa e incansablemente, agradece su vida y obra, que sólo Dios
podrá agradecer.