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17 de septiembre de 2013

Un catequista nativo, memoria viva de la Iglesia en Guinea Conakry


El misionero catalán Rafael Sabé Colom, que está desde el año pasado en Guinea Conakry, concretamente en Kankan, segunda ciudad del país, ha entrevistado al catequista Remi Conde, de 80 años, que durante casi 20 años ha animado a la comunidad cristiana en una región más grande que Girona, en la que sólo había un sacerdote.
Este catequista recuerda, en esta entrevista, lo que sucedió en la Guinea Francesa cuando el primer presidente, Sékou Touré, expulsó en mayo de 1967 a todos los misioneros del país y la persecución que se vivió.
“El presidente se había formado en el sindicato comunista francés y en el partido comunista de Checoslovaquia. El quería una Iglesia al servicio de la revolución, del partido único, y creyó que una iglesia sin misioneros occidentales y sólo con pastores africanos lo conseguiría”, explica el catequista.
Según Remi los expulsados del país fueron 73 sacerdotes, 10 religiosos, 55 religiosas y 18 misioneros laicos. Lo dejaron todo. Tenían sólo un mes para irse sino querían ser detenidos. Aunque la persecución había empezado mucho antes. “En marzo de 1959 ya habían suprimido todos los movimientos de jóvenes cristianos, las radios católicas y, en 1961 se nacionalizaron por decreto todas las escuelas católicas y dispensarios. El obispo de Conakry, Mons. Milleville denunció esta injusticia y le obligaron a marcharse del país. El Papa Juan XXIII consiguió que en 1962 el presidente admitiera a un nuevo arzobispo guineano, Mons. Raymond Tchidimbo, encargándole que intentara dialogar con el presidente”.
“Con la expulsión de los misioneros –continúa contando el catequista- sólo quedaron en el país 8 sacerdotes y 25 religiosas de San José de Cluny, todos guineanos. Las parroquias las dirigían los catequistas, laicos encargados de la gestión material y espiritual”.
A la pregunta del misionero Rafael Sabé de si la persecución terminó con la llegada de misioneros africanos. Remi responde que no. “El 23 de diciembre de 1970, el presidente ordenó el arresto del arzobispo de Conakry, Mons. Raymond-Marie Tchidimbo, por actividades en contra del régimen y por dialogar con la oposición. El presidente lo quiso condenar a muerte pero el embajador ruso le pidió que no hiciera de él un mártir. De 1958 a 1984 se exiliaron de Guinea por motivos políticos más de dos millones de habitantes”.
“Una vez reorganizada la Iglesia, el único sacerdote que quedaba me pidió que volviese a mi región de Kissidougou como responsable”, cuenta el catequista. Y Con la vuelta en 1987 de los primeros salesianos de Colombia, Remi Conde trabajó desde entonces y durante 20 años, animando a la comunidad cristiana. “Mi primer objetivo era sembrar el amor entre los cristianos y buscar la unidad entre las familias. Que entre todos fuéramos capaces de querernos como Jesucristo. Les hablaba claro cuando veía a los jóvenes cristianos influenciados por otras religiones. Todos los domingos dirigía la celebración de la Palabra y dábamos catecismo para el bautismo y la conformación. Y una vez al año venía el único sacerdote y administraba los sacramentos. Impulsé el movimiento de la Legión de María y en octubre cada comunidad cristiana se encontraba para rezar el rosario y en mayo llevábamos la imagen de la Virgen de Lourdes casa por casa rezando el rosario”.
Finalmente, el misionero le pregunta por su futuro. “Este año he cumplido 80 años y me doy cuenta que ahora todo es muy diferente, el mundo cambia y eso hace la vida de fe se tambalee entre los jóvenes. En este sentido hemos de hacer un esfuerzo para ser fieles al Señor y la educación de los jóvenes es una prioridad. Dios es un Padre que nos quiere y desea en lo más profundo que lo amemos y desea vivir entre nosotros. En este sentido estoy contento con el Estado: 51 años más tarde, nos ha ofrecido recuperar la escuela primaria. Y pronto tendremos también la escuela secundaria. ¿Y porque no también un instituto? Tengo que agradecer el Señor la reciente creación de un dispensario. Ahora sólo falta que vengan las religiosas. Pero no debemos olvidar que sólo el amor en Jesucristo puede construir una comunidad de manera eficaz y que la familia es la primera Iglesia. Que María siempre nos acompañe”.