Con muchos años de misionero en el Congo a sus espaldas –
hace casi 50 años que llegó a las tierras congoleñas - Xabier Goikuria es un
sacerdote bilbaíno que ha dedicado su vida a los demás, poniendo en marcha
desde escuelas y centros de formación profesional, a un hospital o un centro
para discapacitados. Incluso ha creado un pueblo en plena selva, Kabulumbu,
tras haber conseguido unas tierras para que los nativos sigan en sus
territorios. El ayuntamiento de Bilbao reconoció la labor de este hijo de la
tierra galardonándolo con el premio Bilbao Norte-Sur en el 2011.
Acaba de pasar por Bilbao por motivos de salud. En la
diócesis vizcaína, han podido sentir que sigue tan “en forma” como cuando
marchó hace tantos años con otros 20 misioneros diocesanos a la República
Democrática del Congo. Desea volver cuanto antes al barrio de Panda, en Likasi,
una ciudad en el extremo sur de este inmenso país.
Según informan desde la diócesis, Xabier sigue luchando
porque los congoleños reclamen sus derechos. En este momento, le preocupa la
poca seguridad que tienen las personas que están extrayendo el uranio de la
mina Shinkolobwe, “curiosamente de allí salió el uranio para la bomba de
Hiroshima”. Aunque la mina se cerró oficialmente en 2004 a causa de los
accidentes y de la existencia de radiación, la siguen explotando. Los mineros
extraen el uranio con las manos “sin ningún tipo de protección”. Cientos de
toneladas de mineral se exportan y se transportan “de cualquier manera”, en
camiones que cruzan en medio de los poblados.
El sacerdote denuncia la situación y pide a los
congoleños que se rebelen pero, “es difícil” porque las mafias les extorsionan
y son sus propios compatriotas quienes controlan estas redes. Considera que
aunque muchas empresas y naciones del mundo tienen un gran interés en explotar
los valiosos recursos naturales del Congo, las rivalidades entre tribus y la
pasividad del gobierno de la nación no favorecen a la búsqueda de una solución.
Manifiesta su cansancio por no sentirse secundado cuando denuncia cualquier
injusticia pero a pesar de todo, quiere volver y seguir trabajando “porque no
puede dejarles así”.