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15 de mayo de 2014

Cuando la evangelización tiene rostro indígena: apoyo de las Obras Misionales a los diáconos indígenas de Puerto Ayacucho


Las Obras Misionales Pontificias de España han enviado al vicariato apostólico de Puerto Ayacucho, en Venezuela, 5.000 dólares para la formación y preparación de diáconos permanentes. Se trata de respaldar un proyecto que está en sus comienzos y en el que la Iglesia y los fieles de este vicariato tienen depositada una gran esperanza.
Puerto Ayacucho está en el Estado de Amazonas, ese gran apéndice territorial al sur de Venezuela, con zonas de selva de increíble belleza pero donde las comunicaciones son difíciles. Los habitantes de esta zona, escasamente poblada, no representan ni el 1% de la población de Venezuela. Está habitada por etnias indígenas que viven en medio de ríos que se unen al Orinoco, o al Amazonas a través del río Negro. El vicariato, con su obispo al frente, Mons. José Ángel Divasson, está volcado en la atención a los animadores laicos del interior de este territorio. Son animadores autóctonos de las comunidades indígenas que dan un “aporte particular” a la organización y a la implantación de la Iglesia en su cultura. Los diáconos indígenas son, por tanto, una de las principales apuestas en esta atención.
Este año ya ha comenzado la preparación de doce diáconos permanentes que serán pilares de sus comunidades. Estarán en los puestos misioneros de las zonas pastorales en que está dividido el vicariato: Alto Orinoco, San Juan de Manapiare Tencua, San Fernando de Atabapo, Isla del Ratón y Grulla. Los doce candidatos que se preparan para ser ordenados diáconos son todos indígenas: tres son de etnia yanomani, tres yekuana, 4 uwottuja y 2 jivi. Se trata de un proceso de formación que durará tres años, con encuentros, como el que ha tenido lugar estos días de inicio de Cuaresma, visitas por zonas…
Ya existen dos diáconos permanentes de etnia uwottuja, que son verdaderos puntales de la fe en estas comunidades: celebran semanalmente la Palabra en su comunidad, visitan otras comunidades, realizan encuentros… Están cerca de las familias, especialmente de los enfermos, y participan en la animación de proyectos socio-económicos del pueblo. Además de esto son los responsables de la catequesis y de la formación religiosa en las escuelas.
Su labor recuerda la desplegada por aquellos primeros diáconos de los Hechos de los Apóstoles. Gente de profunda y sólida fe, que dieron el primer mártir de la historia de la Iglesia, San Esteban.