El padre Juan Ramón de Andrés, Legionario de Cristo, un
segoviano maestro de novicios en la población brasileña de Arujá, escribe desde
la zona de São Paulo, Brasil, y cuenta el quehacer de estos jóvenes en las
parroquias y pide oraciones y sacrificios para convertirnos todos en
misioneros, los de aquí y los de allí.
“No, no estoy junto a la playa, debajo de unas palmeras,
pero sí en un lugar espectacular, donde la presencia de Dios es maravillosa.
Estoy en Arujá, un pueblito (pueblito para las categorías brasileñas, con unos
80 mil habitantes), a unos 45´ de la gran ciudad de Sao Paolo.
¿A qué me dedico? Soy el auxiliar de María, quien es la
verdadera Rectora de este centro, y la Maestra de los novicios. Como digo, yo
sólo soy su auxiliar. Así que, aquí estoy, ayudando en la formación de los
futuros legionarios de Cristo en nuestro noviciado. Actualmente son 16 novicios
y 12 postulantes –quienes recibirán la sotana el próximo 15 de marzo, de las
manos de María-. Rezad por todos ellos, para que encuentren el querer de Dios
en sus vidas, y una vez encontrado, lo sigan con alegría y pasión.
Los fines de semana, siempre que podemos, ayudamos en las
parroquias. Por ejemplo, el otro día fui a Jundiaí (con casi 400 mil
habitantes) una ciudad cercana, pues cambiaban a un párroco y llegaba otro
nuevo. Parroquia de Cristo Redentor. En ella, cada jueves tienen una misa con
‘sólo’ unas 5 mil personas. Ahí ayudamos con las confesiones durante horas. La
semana pasada los postulantes y los novicios fuimos de misiones a Itaquá, una
población muy humilde. Intentamos llevar el amor y la ternura de Dios a esas
personas, que viven algunas, literalmente, en casitas de cartón, tablas y láminas
oxidadas, pero que realmente nos enseñan ellas mucho más a nosotros, que
nosotros a ellas. Como por ejemplo Antonio: le visitamos, y cuál fue nuestra
sorpresa cuando nos dijo: ‘¡Qué feliz soy, cuánto me ama Dios! ¡Ayer soñé que
unos jóvenes de blanco venían a verme… y sois vosotros, gracias por venir a mi
casa!’.
¡Hay tanto por hacer, tanta sed de Dios! Desde el
noviciado, nosotros intentamos colaborar con los párrocos, en nuestras
limitadas posibilidades. Gracias a la ayuda de San José, en estos dos años y
medio que llevo aquí en Sao Paolo, los novicios han podido ofrecer unos 25 mil
calendarios cuaresmales, 20 mil calendarios para el adviento, unos 20 mil
rosarios. Ahora estamos preparando todo lo necesario para “incendiar” esta zona
con un amor filial y tierno a María a través de otros 60 mil rosarios. Pero que
nadie se engañe con los números, esto no vale nada sin oración y sacrificio. Es
el Señor –empujado a veces por su Madre Santísima- quien hace los milagros.
Por eso, os pido que en esta cuaresma, desde Segovia nos
ayudéis, sí, con vuestras oraciones y sacrificios, hechos por amor. Así todos
nos convertimos en misioneros, unos desde las Américas, y otros, desde las
“Segovias”. En fin… ¡que hay trabajo para todos!”