“El misionero es aquel que, antes que cualquier otra
cosa, lleva consigo en su mochila el pan de vida, aquel que lleva consigo
proyectos de misericordia: la educación de la infancia, la ayuda a los pobres,
el apoyo a los ancianos, la creación de centros sanitarios, la cercanía a las
personas solas y destruidas…”, decía a los directores nacionales de Obras
Misionales Pontificias de todo el mundo el cardenal Fernando Filoni, prefecto
de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, a quien está confiada
la Iglesia misionera, prácticamente un tercio de la Iglesia católica mundial,
los llamados territorios de misión. Dirigía estas palabras en la homilía de la
Misa celebrada el pasado miércoles en el Colegio Mater Ecclesiae, de
Castelgandolfo, lugar cercano a Roma y segunda residencia de los Papas. Durante
esta semana está teniendo lugar en Roma la Asamblea General de las Obras
Misionales Pontificias que reúne a los directores nacionales de todo el mundo.
El Colegio Mater Ecclesiae forma parte de la Fundación
“Domus Missionalis” (Casa Misional), que sostiene las Obras Misionales
Pontificias, y que reúne a varios colegios de Roma para la formación del clero
de los territorios de misión. Este colegio está destinado a ofrecer a
religiosas de África y Asia la oportunidad de realizar estudios eclesiásticos
superiores y enriquecerse así tanto personalmente como a sus congregaciones e
iglesias de origen. Es una oportunidad para que, al igual que hacen sacerdotes
en otros colegios de “Domus Missionalis”, las religiosas puedan abrir su
corazón a los horizontes de la Iglesia universal desde la misma Roma.
Cada año se acoge en el Mater Ecclesiae a más de 100
religiosas de todas partes del mundo, por lo que en ocasiones se la puede
definir como un “planeta en miniatura”. El equipo directivo está formado por
Hermanas Misioneras de San Pedro Claver, una congregación fundada en Austria.
Las 127 religiosas acogidas este año ilustran este “planeta en miniatura”.
Provienen de África, no sólo del África subsahariana, Angola, Mozambique,
Nigeria… así hasta 16 países, sino también de Egipto. También hay asiáticas,
con 16 chinas, 13 indias, 2 indonesias, 2 malayas, 5 de Myanmar, 2 tailandesas
y nada menos que 20 vietnamitas. Además hay un grupito de 7 religiosas de
diversos países de América latina.
“Esta tarde”, decía el cardenal Filoni en su homilía,
“junto a los directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias hemos
sido acogidos en nuestro Colegio Mater Ecclesiae para compartir, con las
religiosas que lo habitan, un momento de oración y de fraternidad. Este colegio
no es extraño a la generosidad de las Obras Pontificias, que, gracias a
numerosas becas de estudio, permiten a estas nuestras hermanas, provenientes de
numerosas congregaciones de tantos países misioneros, estudiar y formarse
espiritual e intelectualmente”.
El cardenal Filoni, señalaba que en el Colegio Mater
Ecclesiae, “además de formar a las jóvenes al servicio de Dios, de la Iglesia y
de la propia familia religiosa, hacemos realidad también un principio, al que
estamos obligados, de promoción de la mujer en la vida de la Iglesia y en el
mundo, como ya había escrito el Papa Juan Pablo II, ahora Santo, en su Carta
Apostólica Mulieris Dignitatem, en la que indicaba que, sobre todo las
religiosas, tienen esta tarea, estando ellas más cerca, por su propia
sensibilidad femenina, a la vida de la Iglesia, nuestra Madre, y a todas las
mujeres, sea cual sea el ámbito en el que vivan”.