Juan López Lancha. Toledano. 19 años recién cumplidos.
Acaba de regresar de Perú, donde ha participado en una experiencia misionera,
lleno de emociones y vivencias, que ha compartido con la Delegación de Misiones
de Toledo. “Uno más, podrían decir muchos”, cuentan desde la delegación. “Es
más, cuando comenzamos el diálogo en torno a un café en una terraza toledana y
posteriormente realizábamos alguna fotografía en la toledana calle Comercio,
los visitantes y toledanos habrán pensado ‘unos turistas más’, obviando que la
conversación previa y la fotografía recogían un claro mensaje de caridad”.
En la conversación con este joven salen dos personas a
las que admira, la Madre Teresa de Calcuta y D. José Rivera. “Este joven con
rastas”, cuentan desde Toledo, “es ‘admirador de la Madre Teresa de Calcuta’,
haciendo suya la frase ‘ten fe en las pequeñas cosas, porque es en ellas que
reside tu fuerza’. Es más, quiere compartir la anécdota en la que preguntan a
la Madre Teresa qué pensaba hacer cuando ya no fuera la Madre General, y ella
contestó ‘soy excelente limpiando letrinas y desagües. No importa lo que
hagamos, sino el amor con que lo hagamos’. Otra vez surgen las palabras amor y
entrega. También nos habla de D. José Rivera, sacerdote toledano en proceso de
beatificación, ‘para mí es especial, yo me he criado en una familia donde, en
mi casa, en cualquier conversación siempre surgía las palabras de Rivera, por
lo que toda mi vida ha estado vinculada a la obra de Rivera’, es más, afirma, ‘contemplando
a mis padres, que son hijos espirituales de D. José Rivera, veo el fruto que ha
dado y, por eso, seguro que el árbol es bueno y para un mí es un santazo”.
“En Tablada de Lurín, donde estuve viviendo diez días en
una casa que se llama la Casa de las Bienaventuranzas donde residen los
abandonados especiales, que fue fundada por el Padre Omar. En el compartir con
los discapacitados en la misión peruana he encontrado la mejor manera de unirme
con Dios”.
“Además de en la Casa de las Bienaventuranzas”, comenta
la delegación de misiones de Toledo, “también participó en ‘Sembrando
Esperanza’, que es una casa en la que se acogen enfermos de tuberculosis,
esencialmente. Desde ahí estuvo colaborando en los cerros y en las zonas más
pobres de Villa El Salvador, construyendo casas prefabricadas, porque las casas
que poseen son muy malas, de materiales débiles y llenas de humedad. Juan
cuenta que se trataba de “construir la casa para un matrimonio con una hija, y
el sitio estaba muy mal, incluso en un lugar inclinado, por lo que hubo que
preparar hasta el suelo”. En Villa El Salvador, donde ya se había preparado el
suelo, “tuvimos que construir una casa para dos hermanas de 16 y 17 años que
habían perdido a su mamá, además lo que tenían antes no se podía llamar ni
casa”.
Juan también pasó unos días en el Hogar Caritas felices,
hogar que apoya a niñas víctimas de abusos. También estuvo en el Centro de
Drogadictos de José Gálvez.
“Me siento feliz y libre”, concluye Juan López, quien en
su experiencia misionera en Perú cumplía los 19 años, reafirmado en su opción
preferencial por los pobres, que hunde sus raíces en el Evangelio y que ha
llevado el nombre de la Diócesis de Toledo, convertido en uno de los jóvenes
que vive #VeranoMisión como misioneros de la fe y de la caridad.