Son 45 jóvenes indonesios, quieren ser sacerdotes y
estudian y viven en el Seminario Anging Mammiri de Makassar, Indonesia. Sin
embargo, estos datos ocultan el hecho de que los católicos son sólo el 1,6% de
la población de Makassar, unos 190.000. No hablan del hermoso entorno natural
que rodea Makassar, en la isla de Sulawesi, Indonesia – una isla que los
portugueses, por su forma de y griega dada la vuelta y por sus recovecos,
consideraron archipiélago, las Célebes. Tampoco muestran las dificultades de
mantener este seminario en funcionamiento, en una diócesis pobre pero llena de
esperanza. Las Obras Misionales Pontificias de España enviaron este curso al
Anging Mammiri 26.196 dólares para ayudar en la formación de estos jóvenes. Una
cita a la que las Obras Misionales no han faltado en los últimos años, gracias
a la campaña de Vocaciones Nativas, que celebraremos este domingo 27 de abril,
en coincidencia con la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, dos grandes
Papas misioneros. Esta suma, fruto de las pequeñas donaciones de tantos fieles
a favor de las Vocaciones Nativas, es sólo una cuarta parte del presupuesto del
seminario. El resto también es fruto del esfuerzo de muchos.
Los primeros en arrimar el hombro son los mismos
seminaristas. Dado que hay espacio suficiente en los terrenos del seminario,
los seminaristas dedican tiempo de su día a día a plantar y cultivar una
huerta, con verduras y árboles frutales, que produce lo suficiente para
minimizar los gastos diarios. Y es que el trabajo forma parte de la tradición
de este seminario. En el 2006, cuando el tsunami asoló en aquel año las costas
de Indonesia, los seminaristas no dudaron en retrasar sus estudios unos meses
para ayudar a reconstruir viviendas y cuidar a los afectados.
Las familias de los seminaristas también aportan pagando
las necesidades primarias de sus hijos, como son ropa, zapatos, material escolar
y artículos de aseo. Pero como dice el rector, el padre Petrus Bine Saramae,
“nuestros seminaristas vienen de familias humildes y pobres que dependen
mayoritariamente del cultivo de la tierra y de productos como la yuca, el maíz,
las judías y los vegetales de consumo diario. Los esfuerzos de las familias no
siempre tienen éxito. En ocasiones no obtienen buenas cosechas debido a lo
incierto e impredecible del tiempo”.
Otra ayuda viene del mismo padre Petrus y de los otros
tres formadores a tiempo completo del seminario. Elegidos entre los mejores
sacerdotes de Makassar, y con una formación sólida, los cuatro hacen de rector,
vicerrector, ecónomo, profesor, bibliotecario, jefe de estudios…
Y luego está el obispo de Makassar, Mons. Johannes Liku
Ada’. La ayuda al seminario es un tema presente en casi todas sus homilías.
También ha hecho que la colecta de muchos domingos del año tenga como destino
el seminario, de manera que los pequeños donativos de los fieles de España se
suman a los que aportan los fieles indonesios.
El periodo de formación de los seminaristas dura 8 años.
Comienzan con un año de que llaman de “formación propedéutica”, en el que se
subsanan las necesidades de formación básica o se potencian las capacidades de
los nuevos seminaristas. Luego siguen cuatro años de formación filosófica, un
año de formación pastoral y dos años de formación teológica. Es el camino que
han seguido más de 100 sacerdotes ya ordenados en el Anging Mammiri desde 1978.
Un camino que exige sacrificios