En 1988, el Arzobispo Alphonsus Matias de Bangalore pidió
a los claretianos – los religiosos fundados por el catalán San Antonio María
Claret – que se hicieran cargo de la “Sociedad Sumanahalli”, una obra increíble
a las afueras de la gran ciudad de Bangalore. En el transcurso de estos
veinticinco años, los Claretianos han ido aumentando continuamente su
compromiso con Sumanahalli, un lugar donde se atiende a cuatrocientos leprosos,
a personas afectadas por el VIH-SIDA, a personas discapacitadas, a huérfanos, a
niños de la calle y a delincuentes juveniles.
Mientras que la lepra se ha extinguido en la mayor parte
del mundo, la India, en el año 2011, presentaba todavía el 60% de los casi
220.000 nuevos casos mundiales. Cifra en la que no se cuentan las personas ya
afectadas, que han desarrollado deformidades y que requieren atención
permanente. Aparte del peligro de contagio, la lepra es un estigma social y la
mayoría los leprosos quedan sin hogar o desaparecen en el anonimato de lugares
como Bangalore, donde tienen que mendigar para sobrevivir.
En 1976, Shri Amaidhi Devaraj Urs, Primer Ministro del
Estado de Karnataka, dijo al Arzobispo Arokiaswamy, “sólo la Iglesia puede
ofrecer el tipo de atención que hace falta”, y le pidió que estableciera una
leprosería. El Arzobispo se reunió con representantes de diversos grupos
religiosos interesados en trabajar con los leprosos y así nació Sumanahalli,
que significa en lengua local “una aldea de gente de buen corazón”. En 1988, se
hicieron cargo de esta “hermosa aldea”, los claretianos, y han trabajado con
ellos hasta hoy.
“Nuestro enfoque integrado incluye la realización de
encuestas, el tratamiento y la rehabilitación, la educación, la capacitación e
inserción laboral, la vivienda y la atención institucional”, cuentan los
claretianos.
Mediante la publicación de libros de oración, de una
variedad de religiones, alentamos y promovemos todas las prácticas religiosas
con la oración diaria en la residencia y semanal con todo el personal. Se
celebran también las fiestas de las diversas religiones. “El noventa y ocho por
ciento de los residentes, que no son cristianos, saben que hacemos lo que
hacemos porque somos cristianos y religiosos, y aprecian nuestro respeto hacia
ellos. Nos ven hacer lo que sus familiares y correligionarios se han negado a
hacer. Pocos pretenden hacerse cristianos, pero muchos son cristianos de
corazón”.
Sumanahalli tiene un especial mecanismo de trabajo que
implica a varias instancias y entidades, desde la Iglesia, la misma congregación
de los claretianos, el Gobierno y la sociedad civil. Legalmente, Sumanahalli
pertenece a la archidiócesis de Bangalore, siendo el Arzobispo su Presidente.
El consejo de gobierno y de toma de decisiones representa a las cinco
congregaciones religiosas que están implicadas directamente en el
funcionamiento cotidiano. Los Misioneros Claretianos, las Hermanas Franciscanas
de la Inmaculada y las Hermanas de San José de Tarbes, que viven en el lugar y
sirven en la administración, la asistencia médica y la educación. Las Hermanas
Montfortianas gestionan cinco clínicas que no están en la sede pero sí en los
alrededores de Bangalore. Las Hijas de la Iglesia están implicadas también en
el programa.
Los Padres Monfortianos mantienen un orfanato para los
niños de padres afectados por la lepra y el VIH-SIDA. Los Salesianos de San
Juan Bosco dan formación profesional a los niños de la calle. Los Norbertinos
trabajan con los jóvenes que tienen problemas legales. En conjunto, ocho
Congregaciones religiosas trabajan juntas bajo la égida de la Archidiócesis.
Todos se reúnen regularmente en esta hermosa experiencia común.
La Procura General de Misiones de los Claretianos ha
ayudado a Sumanahalli en la recaudación de fondos. Aún así el treinta por
ciento del presupuesto de funcionamiento proviene de la población en general y
de los católicos de Bangalore. En los últimos diez años, aproximadamente,
cuarenta parroquias han contribuido con ocho millones de rupias (160.000
dólares USA). Corporaciones multinacionales como SAP, Accenture, IBM y
Deloitte, y organizaciones como el Club de Leones, Rotary Club y YsMen
Internacional son colaboradores de Sumanahalli. Muchas ONGs y entidades
españolas están también arrimando el hombro para ayudar a estos “últimos de la
tierra”.