El seminario Santo Tomás de Aquino de Katigondo, en
Uganda, es uno de los más grandes del mundo. Con 253 seminaristas y 14
formadores, es una referencia para la Iglesia de Uganda, no sólo porque en él
se forma su futuro, sino porque por sus aulas han pasado 4.000 seminaristas en
el último siglo.
Los Padres Blancos, grandes misioneros y evangelizadores
de África, fundaron este seminario en 1911. Era una apuesta por hacer que la
Iglesia fuera verdaderamente africana, porque aquel pequeño seminario se
convertía en el primer seminario católico fundado en el África subsahariana.
Diecinueve siglos después de la venida del Hijo de Dios al mundo se daba la
oportunidad a jóvenes africanos de seguir la llamada de Dios. Y eso sin tener
que abandonar su tierra. Ser “alter Christus” – otro Cristo – en su propia
tierra podía ser una realidad para los seminaristas ugandeses.
El seminario se desarrolló hasta ser uno de los pilares
fundamentales de la Iglesia católica en Uganda, una de las más dinámicas del
mundo. El Santo Tomás de Aquino ha formado a 4.000 seminaristas en los últimos
100 años. Es cierto que de esos 4.000 se han ordenado sacerdotes menos de la
mitad, 1.700, pero en África no se desaprovecha nada. La gran mayoría de
quienes no llegaron al sacerdocio se convirtieron en catequistas y responsables
de comunidades.
Al ser el primer seminario del África subsahariana,
en los primeros años acudían a él también seminaristas de Tanzania, Rwanda y
Sudán. Entre los estudiantes del Santo Tomás ha habido también 27 obispos,
entre ellos el primer obispo africano, Mons. Joseph Kiwanuka, el primer
cardenal africano, el cardenal tanzano Laurent Rugambwa… y, claro está, también
el primer cardenal ugandés, el cardenal Emmanuel Nsubuga.
El 27 de abril la Iglesia española celebrará la Jornada
de Vocaciones Nativas. Es la oportunidad de apoyar a estos seminaristas, 253
nada menos, que son el presente y el futuro de la Iglesia en Uganda. La Obra
Pontificia de San Pedro Apóstol, una de las cuatro Obras Misionales
Pontificias, ha respaldado a este seminario a través de esta campaña y de los
donativos y herencias que recoge a lo largo del año. En este curso esta Obra ha
enviado 158.800 dólares a Katigondo, el pasado fueron 152.200 dólares, el
anterior, 144.400 dólares… cantidades que han variado según la generosidad de
los fieles con la Obra de San Pedro Apóstol. Y es que todavía hoy una gran
parte de los jóvenes que estudian en el seminario de Santo Tomás vienen de
familias pobres, que apenas pueden respaldar la vocación de sus hijos. El apoyo
de esta Obra es necesario para que ninguna vocación se pierda por falta de
recursos, y también para que la formación esté a la altura de cualquier otro
seminario del mundo. Por eso tienen muchos proyectos, como ampliar la
biblioteca y renovar y adecentar algunos edificios muy antiguos, y cuentan con
profesores preparados en las mejores universidades eclesiásticas a las que se
pueda acudir. Todo esto gracias a la generosidad de muchos fieles de todo el
mundo que, moneda a moneda, han estado presentes en el día a día de este
seminario que ya cumple un siglo