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28 de agosto de 2014

Jornadas Asiáticas de la Juventud: "Jesús llama a la puerta de nuestro corazón cerrado"


Visita del Papa Francisco a Corea
En la visita del Papa se vivió "un clima muy fuerte de oración" y "un silencio emocionado"
"Corea tiene mucho desarrollo económico y tecnológico, pero la gente anhela otra cosa"
 
(María Matos, misionera de la Comunidad Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios)
"¡Jóvenes de Asia, despertad! La gloria de los mártires brilla sobre vosotros". Este fue el lema que acompañó las Jornadas Asiáticas de la Juventud, en las que participaron 2000 jóvenes de los distintos países de Asia y durante las cuales nos pudimos empapar de la vida de los mártires.
Corea es tierra de mártires. A final del siglo XVIII nació la Iglesia en Corea de mano de gente laica, muchos de ellos jóvenes, que leyendo libros de catecismo traídos de China se convirtieron y empezaron a vivir al estilo de la primera comunidad cristiana. Sin embargo, este nuevo estilo de vida iba muy contracorriente con la estructura social, política del país y muy pronto se desencadenaron una serie de persecuciones que hicieron de muchos de estos cristianos, auténticos mártires, fieles a Jesús hasta el final.En estos cinco días de encuentro pareciera como si aquellos mártires hubiesen cobrado vida y nos LLAMARAN con fuerza a seguir sus huellas, en la sociedad y el tiempo que nos toca vivir en Asia.
El 13 de Agosto se celebró la Misa de Apertura en el santuario de Solmoe. En esta tierra nació Kim Taegon, el primer cura coreano, y por eso a este lugar lo llaman el "Belén asiático", porque fue donde se inició la fe en Corea. Por la noche hicimos un Festival de Bienvenida, donde los jóvenes de Asia prepararon bailes y canciones típicas de su país. Fue conocer y disfrutar de la belleza de las distintas culturas asiáticas y, de alguna forma, crear lazos y acercamiento entre los distintos países en Asia. Esto fue un fruto precioso del encuentro.
El 14 de Agosto tenía como objetivo profundizar en las raíces de nuestra fe. En la mañana se hizo un teatro sobre el inicio de la fe en Corea, en el que pude participar junto con un grupo de jóvenes de nuestra diócesis. ¡Hice el papel del primer sacerdote misionero chino que llegó a Corea y celebró la primera misa en el país! Durante el día se hicieron grupos de compartir y diferentes actividades sobre las raíces de la fe en cada uno de los países asiáticos.


El 15 de Agosto tuvo como lema: "Jesús llama a la puerta de nuestro corazón cerrado". Fue un día de conversión y a través de varios talleres intentamos darnos cuenta de las distintas persecuciones y tentaciones que recibimos en el día a día y cómo hacerlas frente viviendo según el Evangelio. Nuestra Comunidad preparamos un taller sobre el materialismo-consumismo y la gratitud radical, como alternativa evangélica a esta realidad.
Por la tarde tuvimos el primer encuentro con el Papa Francisco dentro de las Jornadas de la Juventud. Fue un momento muy emocionante. Pudimos ver una juventud asiática con mucha fuerza, apasionada, viva... que recibió al Papa con una alegría enorme. Hubo tres jóvenes que compartieron sus testimonios (una de Camboya, otra de Corea y uno de Hong Kong), a lo que el Papa respondió llamando a los jóvenes a seguir el testimonio de los mártires, siendo reflejo del Evangelio en medio de la sociedad, y nos hizo orar a todos por la reunificación de las dos Coreas, que en realidad son una misma familia. Un momento inolvidable.
El 16 de Agosto hicimos una peregrinación, siguiendo el camino que recorrieron los mártires hasta el lugar donde dieron la vida (el santuario de Haemi). Un momento muy impactante de la peregrinación fue un tramo que se recorrió en silencio, contemplando las fotos de los 124 mártires que en ese día estaban siendo beatificados en Seúl. Muchos nos emocionamos al sentir realmente viva la vida de estos mártires que dieron su vida por la fe. Un clima muy fuerte de oración, donde muchos jóvenes seguramente sintieron el llamado de Jesús a dejarlo todo y seguirlo.
Y el 17 de Agosto, el último día, por la mañana hubo un compartir por países para recoger la experiencia de esos días. Yo estuve con un grupo de chicos coreanos y me impresionó, sobre todo, el compartir de dos de ellos. Uno compartió que al conocer a chicos japoneses sentía que los prejuicios, heridas que tenía frente a Japón, de alguna forma desaparecían (Corea estuvo invadido por Japón, pasó años muy duros y aún se nota esta herida en los corazones). Y otra compartió que viendo a los jóvenes que viven persecución por la fe en sus países sentía el deseo de vivir más en serio el seguimiento a Jesús.
Por la tarde de ese día se hizo la Misa de Clausura, en la que los coreanos que quisieron también pudieron participar. El Papa Francisco, siguiendo el lema de las Jornadas Asiáticas de la Juventud, animó a los jóvenes: "Juventud de Asia, ¡despertad! No tengáis miedo de llevar la sabiduría de la fe a todos los ámbitos de la sociedad". Con estas palabras envió a todos los jóvenes, que muchos esa misma noche, regresaron de nuevo a sus países.
Personalmente resumo este encuentro con tres palabras: FRATERNIDAD, LLAMADO Y VIDA.FRATERNIDAD porque creo que ha sido una experiencia de crear lazos entre los distintos países de Asia y eso es muy bueno y necesario. LLAMADO porque siento que a través del encuentro muchos jóvenes han podido escuchar el llamado de Jesús a seguirlo con fuerza. Y VIDA porque creo que ha sido una experiencia que ha renovado el corazón de todos para seguir adelante con fuerza y esperanza.


VISITA DEL PAPA FRANCISCO A COREA
Además de lo ya compartido sobre el encuentro con el Papa durante las Jornadas de la Juventud, creo que su testimonio de vida alegre y profundo, sencillo, cercano y compasivo con lo que más sufren... ha marcado con fuerza la sociedad coreana. Porque Corea en los últimos años se ha desarrollado muy rápidamente a nivel económico, tecnológico..., pero la gente vive un anhelo muy fuerte de otro ritmo de vida que les haga realmente disfrutar y ser felices.
Durante su visita a Corea el Papa ha tenido muchos gestos espontáneos que han conquistado el corazón del pueblo coreano. Elegir el coche coreano más pequeño para desplazarse, saludar personalmente a las miles de personas que se acercaban a él, con tiempo, sin prisas... la cercanía a las familias que perdieron algún hijo en el accidente de barco que ocurrió hace unos meses, su actitud orante por la reunificación de Corea, frente a la que afirmó: "sois un misma familia"... el encuentro con un grupo de mujeres que todavía quedan de la época de guerra con Japón, mujeres que fueron tomadas como esclavas sexuales del ejército japonés, situación frente a la que todavía no se ha hecho un camino de reconciliación... Son muchos gestos sencillos, espontáneos y que han sido de una GRAN ESPERANZA para el pueblo de Corea.
Nosotras como Comunidad misionera hemos sentido una GRATITUD ENORME al poder participar en estos encuentros. Nos ha abierto el horizonte a toda Asia, a la Iglesia, los jóvenes asiáticos, y a través de todo Dios ha venido a renovar y fortalecer el llamado a continuar entregándole la vida en este pueblo. Así que sólo nos queda decir: "¡GRACIAS, SEÑOR, POR HABERNOS TRAÍDO A ESTA TIERRA!".