La misionera Ana María Peso Álvarez, Dominica del
Rosario, natural de Fuenmayor, La Rioja, falleció el pasado 15 de junio en
Madrid, a donde había llegado en febrero procedente de Bolivia, para ser
tratada de un cáncer de pulmón. Durante más de 40 años, Ana María fue misionera
por vocación sobre todo en Bolivia, en donde ha dejado un gran recuerdo. También
en Chile en donde inició su experiencia misionera.
Este es el testimonio de sus hermanas dominicas de Chile
y Bolivia al enterarse de su muerte: “Ana Mari amó entrañablemente a Chile en
el poco tiempo que estuvo. Su corazón lo dejó en Bolivia, en La Paz en
concreto. Fue una mujer misionera, que su vida la entregó a amar a los demás,
siempre los acogió con una sonrisa y los acompañaba en sus inquietudes… Se
esmeró en acompañar y escuchar a los padres de familia, a las profesoras. La
última vez que estuvimos con ellos para comunicarles que tendría que viajar a
España para hacerse el tratamiento al pulmón porque los médicos de La Paz nos
decían que allí podrían hacerle un mejor tratamiento, fue una despedida
dolorosa… Nosotras, desde Chile y Bolivia, compartimos con ustedes el gran
dolor por el fallecimiento de una mujer extraordinaria por su sencillez, por su
esfuerzo, por su constancia ante los desafíos que se le impusieron, por su
dedicación en el trabajo, por su amor a los niños, por su amor a la misión y su
amor al pueblo de Bolivia, por su permanente sonrisa que era una señal de
acoger, recibir y de dar la bienvenida a todos”.
La Delegación de Misiones de Logroño se une a este
agradecimiento por el testimonio de vida entregada de la hermana Ana María, al
mismo tiempo que agradece la cercanía que siempre han mantenido con su familia
a través de las actividades misioneras que han compartido