Falleció el hermano Manuel
García Viejo, de la Orden de San Juan de Dios, víctima de un enemigo
invisible, el ébola.
¿Por qué no regresaste antes?
Podías haber salvado tu vida y seguir salvando la de miles de
personas que, ahora, se han quedado huérfanos.
Sólo el amor ciego al pobre, al enfermo, al desamparado es
capaz de producir ese milagro precioso de olvidarse de sí mismo, entregándose a
los demás. Esa es tu historia y la del otra gran hermano P. Pajares. (Estos sí que son grandes
hermanos).
Contemplando hoy tu cuerpo muerto, escondido, invisible,
miramos a Sierra Leona y a los países limítrofes, donde los enfermos se quedan
más huérfanos, porque ha muerto el hermano-cirujano, que sanaba los cuerpos y derrochaba alegría sobre las almas.
Hermano Manuel ¿por qué no regresaste antes?
Seguro que los innumerables abrazos recibidos, en estos 30
años, por parte de niños indefensos,
dejaron amarrado, tu cuerpo y tu alma para
siempre, a la querida tierra, donde un insignificante virus te arrebató la vida.
Ahora, querido y admirado misionero, tu bendita persona encontró vía libre hacia el cielo.