UNA VIDA
PLENAMENTE REALIZADA EN LAS MISIONES
Joaquín Rojo
Hernández, sacerdote diocesano y natural de Valverde del Fresno lleva casi cincuenta años como misionero en Brasil.
Estudió en
nuestro Seminario Diocesano de Coria-Cáceres y se incorporó
al Seminario Hispanoamericano, con el fin de marchar a las misiones.
Fue una época
de explosión misionera. De nuestra diócesis marcharon 5 jóvenes sacerdotes a
Brasil.
Hasta el año 1984
estuvo en la Diócesis de Nova Friburgo. Después pasó a la de Barra do Pirai Volta
Redonda, donde permanece en la actualidad.
¿Por qué no regresas ya a nuestra tierra?
-Es una pregunta que me hace mucha
gente, pero no “me encuentro”. Aquí la
situación ha cambiado mucho. El heroísmo ahora es quedarse aquí.
Aquellas comunidades son muy
gratificantes.
¿Cómo
es la organización pastoral?
-Allí
no existen vicarías de zona, sino regiones pastorales; al frente de éstas está siempre un
coordinador. Los seglares tienen un
papel insustituible. Ellos llevan el peso de la acción pastoral. En la región pastoral hay más de doscientas mil personas.
Los sacerdotes somos nueve. Tenemos la
satisfacción de que funcionan muy bien los ministros de la Palabra y la
coordinación pastoral.
Joaquín
va desgranando un rosario de experiencias preciosas, que reflejan la alegría
del misionero. Su conversación es pausada y reflexiva, llena de silencios e interpelaciones. Nos cautiva con la magia de
su maridaje espiritual con aquellas comunidades. Es una gozada escucharle.
En las
eucaristías de la parroquia de Fátima, Cáceres (sábado y domingo), ha dejado la huella de su testimonio
misionero.