“Es necesario descubrir a los niños
la alegría de ser misioneros”
Entrevista en Revista Iluminare nº 402
Monseñor
Francisco Cerro Chaves es obispo de
Coria-Cáceres desde 2007.Parte de su labor pastoral previa la desarrolló en Valladolid,
como capellán del Santuario Nacional de la Gran Promesa y director del Centro
de Formación y Espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. Actualmente es
miembro de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias,
así como de la del Clero.
¿De qué modo impulsa la animación misionera de
la infancia en su diócesis?
Principalmente,
creyendo que en la niñez se da una preciosa relación y un enorme entendimiento con
las misiones y los misioneros. Cuando realizo alguna campaña de oración o
colaboración económica
con los misioneros en
Navidad o con motivo de la primera comunión, contesto a las cartas que me
escriben los niños, y me doy cuenta de cómo les llega la labor de los
misioneros, a los que ellos
siempre descubren como defensores y amigos de los niños y las niñas, a quienes
cuidan en sus múltiples necesidades. Son muy sensibles al mundo de la infancia
y sus carencias y dificultades, y están convencidos de que Jesús es el mejor amigo
de los niños.
¿Cómo se relacionan el lema “Atrévete a ser
misionero” y el del pasado Domund, “Sé valiente, la misión te espera”?
En ambos se recalca
la valentía en el servicio como el estilo de ser misionero hoy y siempre. Hemos
de descubrir todo lo que Jesús nos quiere y cómo quiere a todos los niños, a
los que a veces falta lo más esencial para vivir y que, si no conocen a Jesús,
se perderán lo mejor de la vida. Ser valiente es decirle a Jesús: “Aquí estoy,
quiero ser tu misionero y puedes contar conmigo”.
¿Puede señalarnos tres rasgos fundamentales
de un niño misionero?
Primero, es el que
conoce y reza a Jesús, que nos envía a darle a conocer hasta los últimos
confines del mundo. Segundo, es el que se interesa en la catequesis, en la
clase de religión, en su familia,
por conocer y estar
más cerca de los misioneros, como amigos de los niños que sufren y que carecen
de lo que nosotros tenemos aquí. Tercero, es el que se compromete con la
oración y sus pequeños
ahorros a colaborar
para que muchos niños conozcan a Jesús, y siempre contando con sus padres. Son
generosos para compartir con los que tienen menos que ellos.
¿Qué obstáculos frenan a los niños para vivir
como misioneros hoy?
Si los niños
frecuentan la catequesis y los padres les hablan de Jesús, es muy probable que
se interesen por el anuncio del Evangelio y la necesidad de ser misioneros.
Hoy, la sociedad, el ambiente, la
forma de vivir, los
modelos de moda que imponen los medios no nos ayudan a vivir en un estilo de ser
cristianos con generosidad y entregar la vida a los demás. Sin duda, el egoísmo
y la comodidad
son obstáculos para
dar a conocer a Jesús como lo que más necesita este mundo.
¿Cómo podemos contribuir a que brote en los
niños el deseo de anunciar a Jesús?
Los niños y niñas
siempre están muy cerca de Jesús y son sus preferidos, porque expresan la
confianza que tenemos que vivir con nuestro Padre Dios. Tienen mucha
complicidad con el Evangelio y con su amigo Jesús. Hay que descubrirles el gozo
y la alegría de ser misioneros, porque nuestro mundo necesita paz, cariño,
salvación, justicia, y todo eso tiene un nombre, que es Jesús.
Llegar a ser misionero o misionera, ¿es aún un
ideal atractivo para los más pequeños?
Ser misionero siempre
tendrá gancho. Es el objetivo que habita en un corazón que tiene el amor de
Jesús. ¿Cómo llevar la alegría del Evangelio a todos? Hace falta que nosotros les
digamos con nuestra vida y con palabras que Jesús nos necesita para anunciar su
vida y su amor a los niños y a todos. Y todos necesitamos valentía, como los
misioneros, para contar al mundo la salvación de Cristo.
¿Cuál es el papel de los niños en esa “transformación
misionera de la vida y de la pastoral” que propone el papa Francisco?
Los niños son clave
en ella. Pero ¿cuál es su papel? En primer lugar, en la catequesis, y siempre,
conocer más a Jesús; como decía Pablo VI, el hobby de los cristianos
debe ser Cristo. Después, contárselo a todo el mundo, ser misionero en la
escuela, la calle, los juegos, la diversión... Por último, colaborar siempre y
de manera especial con las Obras Misionales Pontificias, que son el cauce para hacer
llegar a los misioneros toda nuestra ayuda, tanto de oración, como de compartir
los bienes que poseemos con aquellos que carecen de todo.
¿Cómo ve el dinamismo misionero de la Iglesia
en España?
Goza de buena salud,
por el buen hacer, de tantos años, de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos
que viven esta pasión por llevar a Jesús hasta las periferias. Deberíamos insistir
en que entre savia nueva, porque es necesario el relevo para esas personas que
han entregado su vida por las misiones y que han envejecido; hay que seguir
adelante con esta tarea tan primordial. Animo desde aquí a que seamos capaces
de inculcar en el corazón de nuestro prójimo esa pasión misionera que alberga nuestro
corazón.
Rafael Santos