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2 de mayo de 2013

Canonización de la Madre Laura, la apóstol de los indígenas, el próximo 12 de mayo


La beata Laura de Jesús Montoya Upegui, fundadora de la Congregación de las religiosas misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena será canonizada el próximo 12 de mayo. La ceremonia de canonización tendrá lugar en Roma, mientras que en Medellín, Bogotá y Jericó se preparan para festejar a la primera santa colombiana. Será la primera ceremonia de canonización del Papa Francisco, en la que también serán beatificados Antonio Primaldo y sus compañeros mártires de Italia y María Guadalupe García Zavala de México, cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
La aprobación de la canonización de la Madre Laura, que había sido beatificada en 2004 por el Papa Juan Pablo II, tuvo lugar el 21 de diciembre de 2012, tras el milagro de sanación del médico antioqueño Carlos Eduardo Restrepo Garcés.

“La Madre Laura supo hacer vida el Evangelio de Jesús de Nazaret, integrando de forma creativa el amor a Dios y el servicio a las poblaciones más discriminadas de su época, los indígenas, el palenque de Uré y sectores urbanos marginados”, resaltó la hermana Ayda Orobio Granja, Superiora General de la Comunidad Hermanas Misioneras Madre Laura. En el Año de la Fe, y cuando la comunidad está próxima a celebrar 100 años, la Hermana Ayda destacaba los perfiles de maestra, misionera, escritora y mística de la Madre Laura, una mujer cuya obra sigue siendo un ejemplo.
Mons. Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, invitó a la comunidad católica a “vivir la canonización de la Madre Laura a través de la fe. Esta es una oportunidad para unirnos; es un estímulo y un acicate”. El Arzobispo precisó, además, que si bien es una noticia para celebrar, es también una “profunda responsabilidad”.
La historia de la beata Madre Laura se caracteriza por su llamada a evangelizar a los indígenas situados en los lugares más recónditos de la selva, donde ningún misionero había llegado nunca. Así es como Laura en la primavera de 1914 se adentra en la selva colombiana con seis compañeras, entre ellas, su propia madre. Su intuición de crear un grupo de maestras catequistas que trabajen por la promoción y evangelización del indígena da como resultado el nacimiento de las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, más conocidas como Misioneras de la Madre Laura o “Lauritas”. Esta congregación tiene hoy presencia en 21 países y se dedica, de modo preferencial, a la evangelización entre los indígenas