La misionera vallisoletana Virginia Calderón, de la
Congregación Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios, recuerda al
cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora Papa Francisco, durante sus años en
Argentina.
La misionera cuenta cómo pudo ver “ver grandes gestos
del, en ese entonces, cardenal Bergoglio, que me llenaron de alegría y esperanza.
Los encuentros del Corpus Christi con los jóvenes siempre han sido palabras muy
alentadoras para los jóvenes y para todos los que escuchábamos su mensaje. Sé
también que cuidaba mucho a los sacerdotes de la Arquidiócesis donde él era
arzobispo y que mucho de su tiempo lo invertía en ir a casa de ellos a tomar
unos mates y charlar sobre cómo estaban.
En la diócesis de Merlo-Moreno donde yo estaba, había un
cura de Buenos Aires prestando unos años de servicio. Este sacerdote vivió
situaciones difíciles por defender a los más pobres de su parroquia y recuerdo
que el cardenal Bergoglio vino a dar una misa en su parroquia como signo de
apoyo y cercanía. Le vi poniendo la cara por su hermano e hijo sacerdote y
comprometiéndose con la situación. Sus palabras en aquella Eucaristía
estuvieron llenas de paz y apoyo en medio de una situación muy difícil y
conflictiva.
También el año pasado su presencia y sus palabras fueron
muy alentadoras cuando ocurrió la situación tan dolorosa con nuestro obispo de
Merlo-Moreno, Fernando María Bargalló. En la misa de la celebración de los 15
años de la diócesis, nuestro querido arzobispo estuvo presente. Fue a los pocos
días que salió la noticia acerca de nuestro obispo, Fernando. La diócesis
estaba desconcertada y llena de dolor. Las palabras llenas de ternura de
Bergoglio nos hicieron uno en la oración. Su presencia en esos momentos es
inolvidable en los corazones de las personas que estuvieron allí presentes.
A pesar de lo que se comenta acerca de su comportamiento
en la dictadura con algunos hermanos de la Compañía de Jesús, a mí también me
han contado que hay testimonios de personas que en aquel tiempo se salvaron
gracias a él.
Siempre se le podía encontrar en la misa de la
peregrinación a Luján, hablándole al pueblo de manera muy sencilla y cercana.
Se le conoce como un hombre muy mariano. De hecho no era raro encontrárselo en
una iglesia de Buenos Aires rezando el rosario junto a la Virgen como uno más.
Habría mucho que decir pero este es un pequeño testimonio de lo que he podido
escuchar y vivir por estas tierras tan queridas”.