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20 de enero de 2014

Infancia Misionera: “los niños ayudan a los niños” de las tribus de la India con la construcción de una residencia para estudiar


Diphu es una ciudad enclavada en esa especie de brazo de la India que rodea Bangla Desh y llega hasta Birmania. La zona no tiene los típicos paisajes rurales de la India, sino que es más bien montañosa con junglas impenetrables en muchas partes. Es también la zona donde habitan hasta dos decenas de tribus, separadas del resto de la India por su cultura y por su raza. Gracias al acceso a la educación – que a su vez permite el acceso a la administración – ahora pueden decidir el destino de sus vidas, sin que nadie decida por ellos como si no existieran.
En este impulso a la educación tiene mucho mérito la labor de la Iglesia que, desde la llegada de los primeros misioneros en 1911, se ha volcado en dar oportunidades a los hijos de estos “olvidados” de la tierra. Sólo en la diócesis de Diphu, una de las varias establecidas en esta zona de Assam, hay 52 colegios católicos. Los padres tienen muchísimo interés en la educación de sus hijos. El problema son las distancias, ya que los colegios están en las ciudades y muchas de las aldeas se encuentran en lugares remotos a los que sólo se puede acceder a pie. Los hijos de estas familias tienen que pasar la semana fuera de casa. Esto plantea la que es la principal preocupación de los padres: dónde se quedan. A esto también ha respondido la Iglesia con residencias para que los pequeños puedan estar bien cuidados.
En Diphu y en las localidades cercanas ya hay más de 40 de estas residencias, atendidas por diversas congregaciones religiosas y por la misma diócesis. Aún así, son pocas. Por eso están construyendo una nueva con capacidad para 250 niños, y para la que han solicitado ayuda a la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. Gracias a la generosidad de los niños de Infancia Misionera del resto del mundo se les ha podido hacer llegar 20.000 dólares. Será un buen empujón para terminar la cocina, y una gran aula de estudio, donde los chicos puedan hacer los deberes que traigan del colegio.
El primer paso de esta red educativa lo pusieron las hermanas francesas de Nuestra Señora de las Misiones allá por 1911. En aquella época la región era un tanto insana y la primera residencia-colegio se tuvo que cerrar a los pocos años por la malaria y otras enfermedades. Volvieron a abrir, pero no como querían las hermanas, ya que el gobierno colonial sólo les permitía acoger a los hijos de los occidentales de la zona. La constancia de estas misioneras y de otros muchos miembros de congregaciones religiosas que llegaron a esta región permitió con el tiempo dar oportunidades educativas a los hijos de las tribus. Hoy, muchos de estos chicos tienen formación, su carrera universitaria y están ayudando a su pueblo desde hospitales, colegios y la administración pública