Con motivo de la Navidad, el misionero diocesano José
Luis Ruiz, desde la misión en Hwange, Zimbabue, comparte sus últimos días allí,
cómo felicitación navideña. José Luis salió de Soria en 1960 para dirigirse a
7.717 kilómetros de su lugar de nacimiento, a Zimbabue, un país situado en el
cono sur de África y asolado por la pobreza.
“Es tradición que viene de lejos el que en estas fechas
de Navidad nos comuniquemos y nos deseemos parabienes. Ciertamente la
celebración genuina de la Navidad hace más viva en nosotros la necesidad de
vivir en paz, armonía, justicia, fraternidad... Son deseos que nunca se cumplen
plenamente, pero la Navidad nos estimula a seguir esforzándonos en conseguirlo.
Con esa foto compuesta, mi Felicitación Navideña, quiero compartir con vosotros
algo de lo vivido esta última temporada: En dos poblados -el más lejano a unos
30 km. de la misión-cristianos y catecúmenos decidieron unir fuerzas y edificar
algo sólido donde poder reunirse para intercambiar ideas sobre sus asuntos,
problemas, proyectos… y un sitio donde celebrar su reunión dominical. Llevan
dos años trabajando en el proyecto, moldeando y cociendo ladrillos, acercando
piedra, etc. Era mi condición para ayudarles en lo que estaba fuera de su
alcance: Cemento, chapas para el tejado, marcos de puertas y ventanas,
cristales… El camión que trajo los materiales de ciudad no pudo entrar en las
veredas del bosque. Pero dice un refrán que “hace más el que quiere que el
puede” y las mujeres se ofrecieron a llevar en la cabeza (3 km. largos) hasta
el lugar elegido lo que no podía ser transportado de otra manera. La foto
inferior muestra que el tirar de pala no es exclusivo de hombres. Todo viene a
indicar que el reunirse a la sombra de los árboles para asuntos serios tiene
los días contados. La última foto muestra la alegría de los pequeños al recibir
el paquete con material escolar procedente de Ágreda. ¡Con qué poco se puede
hacer feliz a los pobres!
A nivel diocesano nuestra “Fiesta del Año” fue las Bodas
de Oro del comienzo de la Diócesis. Una fiesta de Acción de Gracias trayendo a
la memoria hechos y personas que a lo largo de estos 50 años han dejado huella
en la vida de la Diócesis. El entusiasmo y la alegría de la gente, el cantar
con ganas todos al unísono, la danza litúrgica… todo era contagioso e infundía
un aire de frescura a esa celebración. Fue una celebración hermosa que
recordaremos por mucho tiempo. Al final de la celebración algunos más mayores
disfrutamos comentando lo que recordábamos de la Inauguración de la Diócesis el
año 63, cuando se hizo cargo de la nueva Diócesis el primer obispo, Mons.
Ignacio Prieto, leonés. Y mientras estábamos conversando, una chiquilla, de
unos 12 años, me vino a decir: “Vengo de Milonga. Mi abuela Martina no ha
podido venir porque anda mal de sus piernas, pero me ha encargado que le
salude. Dice que la bautizó Vd. de pequeña cuando iba a la escuela”. Después de
42 años que salí de aquella Misión, no la recordaba en absoluto, pero me dejó
buen gusto de boca ese saludo. ¡Muchísimas Gracias a todos por vuestro apoyo!
La Misa de Noche Buena, como todos los años, la ofreceré por vosotros, por
vuestras intenciones y necesidades. Que disfrutéis celebrando la Navidad y que
recordando la venida del Señor nos resulte a todos más fácil ser corteses,
amables, generosos, positivos en nuestras valoraciones. Que Él nos dé la
energía que necesitamos para mantener esa actitud positiva durante todo el año
que vamos a comenzar y el Señor se muestre también generoso con vosotros durante
el Nuevo Año 2014. Os recuerda con afecto”.